La cooperación multirreligiosa para la paz es el sello distintivo de
Religiones por la Paz América Latina  y  el 
Caribe.  Esta  cooperación 
incluye  al  diálogo 
interreligioso,  pero  va 
más  allá  y 
se  materializa  en acciones comunes. A través de Religiones
por la Paz América Latina y el Caribe, las comunidades de fe participantes en
el Consejo Latinoamericano y Caribeño de Líderes Religiososperciben
preocupaciones morales ampliamente compartidas en la transformación de
confictos violentos, la promoción de sociedades 
justas y armoniosas, el avance del desarrollo humano y la protección de la
tierra, y las traducen en acciones 
multirreligiosas concretas en la región.
Desde  2004,  diversas 
organizaciones  educativas  religiosas 
católicas,  protestantes,  evangélicas, 
judías, 
islámicas e indígenas de América Latina vienen reuniéndose en el Consejo Interreligioso
Latinoamericano de Educación para la Paz (CILEP), bajo la convocatoria de
Religiones por la Paz América Latina y el Caribe, para poner en diálogo,
mediante el encuentro fraterno, sus saberes, experiencias y recursos en la
construcción de una cultura de paz en ámbitos educativos religiosos de la
región.
Consciente de la enorme crisis ética que acompaña a la persistente
corrupción en la región, así como su afectación a la convivencia democrática,
componente clave de toda cultura de paz, el CILEP está promoviendo un esfuerzo
articulado de las organizaciones educativas religiosas que apunta a promover
los valores de la honestidad, la confanza y el respeto, y a fortalecer el
discernimiento ético para generar comportamientos individuales y colectivos
basados en la integridad. Las instituciones educacionales inspiradas en la fe
están convocadas a liderar esta tarea y, de este modo, a contribuir a la
regeneración moral de nuestras sociedades.
La construcción de una cultura de integridad necesariamente se inicia con
la educación de los jóvenes. El conocimiento, las habilidades y los
comportamientos que puedan adquirir en sus establecimientos educativos darán
forma al futuro de la región. Como parte de los sistemas educativos de nuestros
países, la participación de las instituciones educacionales religiosas es
fundamental para inspirar normas de integridad pública a una edad temprana. Los
currículos escolares religiosos deben involucrar a los jóvenes en un diálogo y
una exploración permanentes sobre cómo ellos, como ciudadanos, pueden proteger
la integridad pública. La educación para la integridad pública debe inspirar un
comportamiento ético entre los jóvenes y equiparlos con los conocimientos y las
habilidades para resistir la corrupción.
La  fragilidad  del 
discernimiento  ético  que 
ha  conllevado  a 
gravísimas  tragedias  a 
lo  largo  de 
la  historia, también está
estimulando los comportamientos reñidos con la integridad que generan la
corrupción que actualmente enfrentamos. Sus razones están en primer término, en
la difcultad de entender la complejidad de la realidad, lo cual lleva a una
mirada simplista de las cosas. Una segunda causa es la escasa conciencia del
derecho del otro y del deber propio, debido a un individualismo pragmático muy
extendido. Y, en tercer lugar, la crisis de la familia, caracterizada por
padres ausentes, la carencia de comunidad para gran parte de la población y el
desprestigio de las instituciones públicas que han provocado una desatención de
la educación en valores desde la familia, la comunidad y el Estado. 
A ello, se suma un discurso religioso que, en ocasiones, parece desconocer
los problemas reales que viven las personas. Como consecuencia de toda esta
situación, se ha agudizado el círculo vicioso de las medias verdades, de la
desinformación (posverdad) y de los aprendizajes negativos que los niños, niñas
y adolescentes reciben en el espacio público. Haciendo frente a este escenario,
el CILEP alienta a las organizaciones educacionales inspiradas  en 
la  fe  a 
desarrollar  programas  educativos 
que  promuevan  la 
capacidad  de  discernimiento de los problemas, tanto
individuales como colectivos, empleando su propia ética religiosa, de modo que se
alienten comportamientos basados en la integridad, entendida como una
convivencia fundada en los valores de la honestidad, la confanza y el respeto.
Con el propósito de impulsar el desarrollo de estos programas educativos,
Religiones por la Paz América Latina y el Caribe presenta esta publicación “De
la cultura de la transgresión a la cultura de la integridad. 
Aportes para la enseñanza de la ética pública en las escuelas religiosas de
América Latina” que esperamos se difunda extensamente entre las instituciones
educaciones religiosas de la región. En nombre de Religiones por la Paz América
Latina y el Caribe, me gustaría reconocer a las muchas personas y
organizaciones que apoyaron la elaboración de esta publicación. 
Elias
Szczytnicki
Secretario
Regional y Director Regional de Religiones por la Paz América Latina y el
Caribe
 


 
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