Pensamiento del Papa Francisco
sobre la centralidad
evangélica
de los pobres y los más pequeños
Marcelo Sanchez Sorondo
Hay muchos textos que sirven de punto de referencia para
entender la nueva actitud del Papa Francisco. Como Mozart en la música, él es
creativo y renueva de modo diverso los temas de fondo que tiene en la mente y
el corazón. No se los hace escribir ni dictar por otro. Quiere que sean suyos y
respondan a su importante experiencia de pastor. De todas sus alocuciones me
gustaría analizar una en particular, tal vez la más espontánea y significativa,
que exteriorizó en su encuentro con los jóvenes argentinos en la Catedral de
San Sebastián de Río de Janeiro. Allí comenzó diciendo
así: «¿Qué es lo que espero como consecuencia de la Jornada de la Juventud?
Espero lío. Que acá adentro va a haber lío, va a haber. Que acá en Río va a haber
lío, va a haber. Pero quiero lío en las diócesis, quiero que se salga afuera…
Quiero que la Iglesia salga a la calle, quiero que nos defendamos de todo lo
que sea mundanidad, de lo que sea instalación, de lo que sea comodidad, de lo
que sea clericalismo, de lo que sea estar encerrados en nosotros mismos».
Explicó que los jóvenes y los ancianos deben luchar juntos contra una sociedad
excluyente dominada por un «humanismo financiero», que busca sólo el profit o
propio provecho y así, consciente o no, se está suicidando porque margina su
futuro, o sea los jóvenes, y su sabiduría, es decir los ancianos.
Precisamente dijo: «Miren, yo pienso que, en este
momento, esta civilización mundial se pasó de rosca, se pasó de rosca, porque
es tal el culto que ha hecho al dios dinero, que estamos presenciando una
filosofía y una praxis de exclusión de los dos polos de la vida que son las
promesas de los pueblos. Exclusión de los ancianos, por supuesto,
porque uno podría pensar que podría haber una especie de eutanasia escondida;
es decir, no se cuida a los ancianos; pero también está la eutanasia cultural:
no se les deja hablar, no se les deja actuar. Y exclusión de los jóvenes.
El porcentaje que hay de
jóvenes sin trabajo, sin empleo, es muy alto, y es una generación que no tiene
la experiencia de la dignidad ganada por el trabajo. O
sea, esta civilización nos ha llevado a excluir las dos puntas, que son el
futuro nuestro». Por ello, hay que
actuar y trabajar para cambiar este status quo. ......
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