Construyendo un futuro brillante para nuestros
niños
- Ana Lacasa*
Todos los padres quieren lo mejor para sus hijos, y se
preocupan por la educación que les van a dar. Muchos quieren dejar a un lado la
educación que recibieron cuando eran niños, ya que, en varias décadas, la
situación ha cambiado considerablemente. Y ahora una de las mejores maneras de
educar es en positivo. Se trata de un enfoque pedagógico que se ha convertido
en un faro no solo para padres, sino también para maestros y educadores de todo
el mundo. Lo interesante de este método es transmitir conocimientos académicos
y a la vez promover el desarrollo integral de los niños, fomentando su
bienestar emocional, social y cognitivo.
La educación en positivo es un enfoque pedagógico que se
centra en el fomento de actitudes y comportamientos positivos en los
estudiantes, con el objetivo de crear un ambiente propicio para el aprendizaje
y el desarrollo personal. A través de este enfoque, se busca fortalecer la
autoestima, la empatía y la resiliencia de los niños, permitiéndoles enfrentar
los desafíos de la vida de manera constructiva.
Uno de los pilares fundamentales de la educación en
positivo es el fortalecimiento de la autoestima de los estudiantes. Esto se
logra reconociendo y elogiando sus logros, esfuerzos y habilidades, creando un
ambiente donde se sientan valorados y seguros. Y es que, al fin y al cabo, a
todos nos gusta que nos vean, que nos reconozcan el esfuerzo que hacemos todos
los días.
La empatía es esencial para la educación en positivo, ya
que permite a los niños comprender y respetar las emociones y perspectivas de
los demás. Fomentar la empatía ayuda a construir relaciones saludables y a
resolver conflictos de manera pacífica.
Otra de las claves de la educación en positivo es la de
buscar soluciones constructivas para los problemas, dejando a un lado el
castigo o el reprender por su conducta inadecuada. Se alienta a los niños a
pensar de manera crítica y creativa para resolver desafíos.
Por supuesto, la comunicación efectiva es también clave
para este tipo de educación. Los padres y maestros deben estar dispuestos a
escuchar a los niños, validar sus sentimientos y expresar sus propias
expectativas de manera clara y respetuosa.
Para poder llevar a cabo este tipo de educación en
positivo, es importante reforzar el elogio positivo, centrándose no en los
errores, sino en lo que hacen bien, ya que les motiva y refuerza su autoestima.
También es importante que los adultos sean ejemplo de las enseñanzas que
quieren dar a sus hijos o alumnos, mostrándose siempre empáticos, con mucha
paciencia y resiliencia, para que así los niños aprendan a comportarse de
manera positiva.
Educar en positivo se basa también en establecer límites
claros, con consecuencias lógicas para el mal comportamiento. No es un castigo
al uso, sino que los niños deben aprender que sus actos tienen consecuencias,
establecidas generalmente por los adultos. Esto les da también una estructura y
por tanto, una seguridad que será muy importante para su desarrollo.
Los objetivos de la educación en positivo son siempre a
largo plazo. Su intención es el desarrollo integral de los niños, promoviendo
su bienestar emocional y facilitando que sean los niños los encargados de
gestionar el estrés y la ansiedad de una manera saludable. Gracias a este tipo
de educación también se pueden formar ciudadanos respetuosos, empáticos y
comprometidos con la sociedad.
Para ello, los adultos tienen que optar por una actitud
de escucha activa y, por supuesto, cooperativa, facilitando que los padres y
los profesores de los colegios estén conectados para el mejor desarrollo
integral de los niños.
*Ana Lacasa es licenciada en
Filología Hispánica, en Periodismo y profesora de Lengua Española y Literatura
Exito educativo
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