EDUCAR
HOY Y MAÑANA
Una pasión que se renueva.
Estamos en vísperas de dos
aniversarios importantes en el camino de la Iglesia: en el año 2015 marca el 50
aniversario de la Declaración Conciliar sobre la educación cristiana
"Gravissimum educationis" y el 25 aniversario de la Constitución
Apostólica "Ex Corde Ecclesiae" sobre la Universidad Católica. Somos
recurrentes al hacer memoria y estimular la reflexión sobre los temas
educativos generales que hoy atraviesa todo el mundo. Desde hace años se habla
de "emergencia educativa", en referencia a "la dificultad de
establecer los informes educativos que, para ser auténticos, deben transmitir a
las nuevas generaciones los valores y principios de vida, no sólo para ayudar a
las personas a crecer y madurar, sino también para construir el bien
común"[1].
La Congregación para la
Educación Católica ha constituido un grupo de trabajo, al cual han participado
los principales expertos en problemáticas educativos y sociales a nivel
internacional, para la preparación de un "instrumentum laboris" que
acompañará a la iglesia local y las instituciones educativas católicas en los
próximos años, y que involucra no solo a todos los educadores católicos. Este
documento fue discutido por la Congregación y se presentó hace unos días, en un
Forum al que asistieron los miembros de la Congregación y diversos expertos en
temas educativos. Incluso la UMEC (Unión Mundial de Educadores Católicos) fue
invitada a participar en el Forum y a aportar su contribución, comprometiéndose
a compartir el camino de reflexión.
El Forum, expertamente
organizado por el Cardenal Prefecto, S. E. el Cardenal Grocholewski, el
Secretario de la Congregación , S. E. Monseñor Zani y sus colaboradores,
coordinado por el prof. Zamagni, ha querido ser el motivo de la presentación
del documento, de debatirlo, de estimularlo para "fortalecer la conciencia
de la misión educativa de ser un signo de esperanza en el mundo" (Mons.
Zani ) . La conciencia de que requiere una comprensión y visión de este
proyecto. De hecho, "hay que ofrecer el testimonio de una Iglesia fiel a
Cristo, animada por el deseo de servir a nuestros hermanos y listo para
reunirse con valentía profética a las expectativas y necesidades espirituales
de los hombres y mujeres de nuestro tiempo"[2].
La participación de expertos de
diversas partes del mundo, así como poner de relieve la importancia de la
educación de hoy y para identificar estrategias educativas apropiadas para
"hacer de la educación" en diversos contextos, derrotando a los
"enemigos de la educación" (el escepticismo, el individualismo, el
relativismo), ha evidenciado los tres aspectos que deben caracterizar a la
educación católica: la identidad, la integralidad y la interculturalidad. Con
respecto a este último aspecto, se ha referido el reciente documento de la
Congregación sobre "Educación para el Diálogo Intercultural"[3],
lanzado en diciembre pasado.
Varios son los desafíos que
enfrenta la escuela hoy, especialmente en las escuelas y universidades
católicas que, por su especificidad, están llamados a ser los lugares de la
maduración integral para todas las personas, orientada por los valores del
Evangelio y la doctrina social de la Iglesia. Entre los muchos desafíos, los
discursos y los debates subsiguientes revelaron lo siguiente: la identidad, la
comunidad escolástica, el diálogo, el aprendizaje, la educación integral, la
unidad del saber, la falta de medios y recursos, la formación religiosa, la
sociedad multicultural y multirreligiosa, la atención a los débiles y los
marginados.
Frente a estos retos ha sido
llevada la necesidad de tener una formación adecuada y continua de los líderes
escolásticos y de los docentes, así como una relación provechosa con las
familias, con las instituciones locales, con la comunidad eclesial, con las
asociaciones profesionales y con el mundo del voluntariado. El mismo Sumo
Pontífice, en su discurso a los miembros de la Congregación, se refirió a tres
aspectos: el valor del diálogo en la educación, la preparación calificada de
los formadores, y la responsabilidad de
las instituciones educativas[4].
Es fue enfatizado el peligro
para las escuelas y para los que trabajan allí de dejarse seducir por la lógica
comercial, individualista, el "éxito", así como para colocar una
atención prioritaria a los contenidos y no el por qué de la enseñanza: toda
acción educativa debe tener sentido y dar sentido.
Se han indicado algunas pistas
ineludibles de proyectos educativos: el papel central del alumno, la educación
para la ciudadanía activa, la educación como construcción de fraternidad y de
libertad, la formación integral de la persona, el valor de la educación
religiosa, la atención a las diversas formas de desventajas y marginación.
Clara ha estado la referencia a la pedagogía del Evangelio (bienvenida,
acompañar, tomar el camino juntos, discernir, interpretar, orientar, testimoniar).
A los educadores católicos se les pide una fe viva y un alto nivel de
competencia, la capacidad de dar testimonio del valor de la comunidad y la
continua construcción de la investigación y los contextos educativos. "Una
de las principales responsabilidades del maestro - afirma el “Instrumentum
laboris” - es llevar a la generación más joven a los conocimientos y a la
comprensión de los logros del conocimiento y sus aplicaciones. El compromiso de
saber y de la investigación no debe, sin embargo, separada de la ética y lo
trascendente .... La ciencia y la ética, la ciencia y la trascendencia no son
mutuamente excluyentes, sino que se combinan para una mayor y mejor comprensión
del hombre de la realidad del mundo".
En el debate no se ha omitido
la inmensidad de los desafíos para las escuelas y las universidades, y para los
que trabajan allí. Así se recordaron las palabras del Papa Francisco que le
animaron a renovar su pasión por la educación: "No se desanime por las
dificultades que presenta el reto educativo! Educar no es una profesión, sino
una actitud, una forma de ser. Para educar hay que salir de nosotros mismos y
estar entre los jóvenes, para acompañarlos en sus etapas de crecimiento y
ponerse a su lado. Ellos donan esperanza y optimismo para el camino en el
mundo. Enseñan a ver la belleza y la bondad de la creación y del hombre, que
siempre conserva la huella del Creador. Pero, sobre todo, dar testimonio con sus
vidas de aquello que comunican"[5].
Giovanni Perrone
Traducción al
español de Héctor Rigaldo
[1] “Educare oggi e domani.
Una passione che si rinnova” - Instrumentum laboris, 2014
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EN - EDUCATING TODAY AND TOMORROW
FR - EDUQUER AUJOURD'HUI ET DEMAIN
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