Pope receives Italian school children
In his address, Pope Francis told the school children why he loved school: first, going to school helps us to open our minds and hearts to reality; secondly, it serves as an important place of encounter during our formative years; and finally, going to school helps us develop a sense of the true, the good, and the beautiful. The Pope concluded by reminding the participants that going to school ought to teach us how speak in three languages: the language of the mind, the language of the heart, and the language of the hands.
(RV).- Más de 300 mil personas, entre estudiantes, profesores y padres de familia colmaron la tarde del sábado la plaza de San Pedro y alrededores para el esperado encuentro del papa Francisco con la escuela italiana, en el marco del evento 'La Iglesia por la Escuela' promovido por la Conferencia episcopal italiana, que reúne no solo a los institutos católicos, sino a todas las escuelas de este país. La fiesta de la escuela italiana’ ha tenido su primer gran momento cuando el Santo Padre a bordo del ‘papamóvil’ ha recorrido la Plaza y la aledaña Vía de la Conciliación, que une el Vaticano a Roma, saludando y bendiciendo a miles de fieles y peregrinos. (RC-RV)
Palabras del Papa Francisco en su encuentro con las escuelas italianas (actualizado)
¡ Queridos amigos buenas tardes!
Ante todo les agradezco, porque han realizado una cosa ¡verdaderamente hermosa! Sí, este encuentro es muy bueno: un gran encuentro de la escuela italiana, toda la escuela: chicos y grandes; maestros, personal no docente, alumnos y padres de familia; estatales y no estatales… Agradezco al Cardenal Bagnasco, al Ministro Giannini, a todos aquellos que han colaborado; y estos testimonios, verdaderamente bellos, importantes. He escuchado tantas cosas bellas, que me han hecho bien, ¡a mi! Se ve que esta manifestación no es en “contra”, ¡es “por”! No es un lamentarse, ¡es una fiesta! Una fiesta por la escuela. Sabemos bien que hay problemas y cosas que no funcionan, lo sabemos. Pero ustedes están aquí, nosotros estamos aquí porque amamos la escuela. Digo “nosotros” porque yo amo la escuela, la he amado como alumno, como estudiante y como maestro. Y luego como Obispo. En la Diócesis de Buenos Aires encontraba a menudo al mundo de la escuela, y hoy les agradezco por haber preparado este encuentro, que no es de Roma sino de toda Italia. Les agradezco mucho por esto. ¡Gracias!¿Por qué amo la escuela? Probaré a decírselos. Tengo una imagen. He escuchado aquí que no se crece solos y que siempre hay una mirada que te ayuda a crecer. Y tengo la imagen de mi primera maestra, aquella mujer, aquella maestra que me recibió a los seis años, al primer nivel de la escuela. Nunca la olvidé. Ella me hizo amar la escuela. Y luego he ido a encontrarla durante toda la vida hasta el momento en que falleció, a los 98 años. Y esta imagen me hace bien. Amo la escuela porque aquella mujer me enseñó a amarla. Este es el primer motivo por el que amo la escuela.Amo la escuela porque es sinónimo de apertura a la realidad. ¡Al menos así debería ser! No lo es siempre, y entonces quiere decir que es necesario cambiar un poco. Ir a la escuela significa abrir la mente y el corazón a la realidad, a la riqueza de sus aspectos, de sus dimensiones. ¡Y nosotros no tenemos derecho de tener miedo de la realidad! La escuela nos enseña a entender la realidad. Ir a la escuela significa abrir la mente y el corazón a la realidad, en la riqueza de sus aspectos, de sus dimensiones ¡Y esto es bellísimo! En los primeros años se aprende a 360 grados, luego poco a poco se profundiza hacia una dirección y finalmente se especializa. Pero si uno ha aprendido a aprender - y este es el secreto, ¿eh?, ¡aprender a aprender!- esto le queda para siempre, permanece una persona ¡abierta a la realidad! Esto lo enseñaba también un gran educador italiano, que era un sacerdote: Don Lorenzo Milani. Los maestros son los primeros que deben permanecer abiertos a la realidad - he escuchado los testimonios de sus maestros; me ha dado gusto sentirlos tan abiertos a la realidad ¡con la mente siempre abierta a aprender! Sí, porque si un maestro no está abierto a aprender, no es un buen maestro, y ni siquiera es interesante; los muchachos lo perciben, tienen “olfato”, y son atraídos por profesores que tienen un pensamiento abierto, “inconcluso”, que buscan “algo más”, y así contagian esta actitud a los estudiantes. Este es uno de los motivos por el que amo la escuela.Otro motivo es que la escuela es un lugar de encuentro. Porque todos nosotros estamos en camino, ¿eh? Poniendo en marcha un proceso, activando una vía. Y he escuchado que la escuela -todos lo hemos escuchado hoy- no es un estacionamiento, ¿eh? es un lugar de encuentro en el camino. Un lugar de encuentro. Se encuentra a los compañeros; se encuentra a los maestros; se encuentra al personal asistente. Los padres de familia encuentran a los profesores; el director encuentra a las familias, etcétera. Es un lugar de encuentro. Y nosotros hoy tenemos necesidad de esta cultura del encuentro, ¿eh? para encontrarnos, para conocernos, para amarnos, para caminar juntos. Y esto es fundamental precisamente en la edad del crecimiento, como un complemento a la familia. La familia -sabemos- es el primer núcleo de relaciones: la relación con el padre y la madre y los hermanos es la base, y nos acompaña siempre en la vida. Pero en la escuela nosotros “socializamos”: encontramos personas diferentes a nosotros, diferentes por edad, por cultura, por proveniencia, por capacidades diferentes… La escuela es la primera sociedad que integra a la familia. La familia y la escuela ¡jamás van contrapuestas! Son complementarias, y por lo tanto es importante que colaboren, en el respeto recíproco. Y las familias de los chicos de una clase pueden hacer mucho colaborando juntas entre ellas y con los maestros. Esto hace pensar en un proverbio africano que dice: “Para educar a un hijo se necesita a todo un pueblo”. Para educar a un muchacho se necesita mucha gente: familia, escuela, maestros, todos, todos, personal asistente, profesores, ¡todos! ¿Les gusta este proverbio africano? ¿Les gusta? Digámoslo juntos: ¡Para educar a un hijo se necesita a todo un pueblo!, ¡juntos! ¡Para educar a un hijo se necesita a todo un pueblo! Piensen en esto, ¿eh? Piensen. Y también amo la escuela porque nos educa a lo verdadero, al bien y a lo bello. Las tres cosas van juntas, ¿eh? La educación no puede ser neutra. O es positiva o es negativa; o nos enriquece o nos empobrece; o hace crecer a la persona o la deprime, incluso puede corromperla. Y en la educación es muy importante lo que también hemos escuchado hoy: ¡siempre, es mejor una derrota limpia que una victoria sucia! ¡Recuérdenlo! Esto nos hará bien durante toda la vida. Digámoslo juntos: siempre es mejor una derrota limpia que una victoria sucia. ¡Todos juntos! ¡siempre es mejor una derrota limpia que una victoria sucia! La misión de la escuela es desarrollar el sentido de lo verdadero, el sentido del bien y el sentido de lo bello. Y esto ocurre a través de un camino rico, hecho por tantos “ingredientes”. ¡Es por esto del por qué existen tantas disciplinas! Porque el desarrollo es fruto de diversos elementos que actúan juntos y estimulan a la inteligencia, a la consciencia, a la afectividad, al cuerpo, etcétera. Por ejemplo, si estudio esta Plaza, la Plaza de San Pedro, aprendo cosas de arquitectura, de historia, de religión, también de astronomía – el obelisco recuerda al sol, pero pocos saben que esta plaza es también una gran meridiano. De esta manera cultivamos en nosotros lo verdadero, el bien y lo bello; y aprendemos que estas tres dimensiones no están jamás separadas, sino siempre entrelazadas. Si una cosa es verdadera, es buena y es bella; si es bella, es buena y es verdadera; y si es buena, es verdadera y es bella. Y estos elementos juntos nos hacen crecer y nos ayudan a amar la vida, también cuando estamos mal, también en medio a los problemas. ¡La verdadera educación nos hace amar la vida y nos abre a la plenitud de la vida! Y finalmente quisiera decir que en la escuela no solamente aprendemos conocimientos, contenidos, sino que aprendemos costumbres y también valores. Juntos. Se educa para conocer tantas cosas, o sea tantos contenidos importantes, para tener ciertas costumbres también para asumir los valores. Y esto es muy importante. Les deseo a todos ustedes, padres de familia, maestros, personas que trabajan en la escuela, estudiantes, les deseo un hermoso camino en la escuela, un camino que haga crecer, que haga crecer las tres lenguas, que una persona madura debe saber hablar: la lengua de la mente,la lengua del corazón y la lengua de las manos. Pero con armonía, o sea pensar aquello que tú sientes y aquello que tú haces; sentir bien aquello que tú piensas y aquello que haces; y hacer bien aquello que tú piensas y aquello que tú sientes. ¡Las tres lenguas, en armonia y juntas! ¡Gracias de nuevo! Gracias una vez más a los organizadores de esta jornada y a todos ustedes que han venido. Y por favor, por favor ¡no nos dejemos robar el amor por la escuela! ¡Gracias! (Traducción del italiano: Raúl Cabrera-Radio Vaticano)
Palabras del Papa Francisco en su encuentro con las escuelas italianas (actualizado)
¡ Queridos amigos buenas tardes!
Ante todo les agradezco, porque han realizado una cosa ¡verdaderamente hermosa! Sí, este encuentro es muy bueno: un gran encuentro de la escuela italiana, toda la escuela: chicos y grandes; maestros, personal no docente, alumnos y padres de familia; estatales y no estatales… Agradezco al Cardenal Bagnasco, al Ministro Giannini, a todos aquellos que han colaborado; y estos testimonios, verdaderamente bellos, importantes. He escuchado tantas cosas bellas, que me han hecho bien, ¡a mi! Se ve que esta manifestación no es en “contra”, ¡es “por”! No es un lamentarse, ¡es una fiesta! Una fiesta por la escuela. Sabemos bien que hay problemas y cosas que no funcionan, lo sabemos. Pero ustedes están aquí, nosotros estamos aquí porque amamos la escuela. Digo “nosotros” porque yo amo la escuela, la he amado como alumno, como estudiante y como maestro. Y luego como Obispo. En la Diócesis de Buenos Aires encontraba a menudo al mundo de la escuela, y hoy les agradezco por haber preparado este encuentro, que no es de Roma sino de toda Italia. Les agradezco mucho por esto. ¡Gracias!¿Por qué amo la escuela? Probaré a decírselos. Tengo una imagen. He escuchado aquí que no se crece solos y que siempre hay una mirada que te ayuda a crecer. Y tengo la imagen de mi primera maestra, aquella mujer, aquella maestra que me recibió a los seis años, al primer nivel de la escuela. Nunca la olvidé. Ella me hizo amar la escuela. Y luego he ido a encontrarla durante toda la vida hasta el momento en que falleció, a los 98 años. Y esta imagen me hace bien. Amo la escuela porque aquella mujer me enseñó a amarla. Este es el primer motivo por el que amo la escuela.Amo la escuela porque es sinónimo de apertura a la realidad. ¡Al menos así debería ser! No lo es siempre, y entonces quiere decir que es necesario cambiar un poco. Ir a la escuela significa abrir la mente y el corazón a la realidad, a la riqueza de sus aspectos, de sus dimensiones. ¡Y nosotros no tenemos derecho de tener miedo de la realidad! La escuela nos enseña a entender la realidad. Ir a la escuela significa abrir la mente y el corazón a la realidad, en la riqueza de sus aspectos, de sus dimensiones ¡Y esto es bellísimo! En los primeros años se aprende a 360 grados, luego poco a poco se profundiza hacia una dirección y finalmente se especializa. Pero si uno ha aprendido a aprender - y este es el secreto, ¿eh?, ¡aprender a aprender!- esto le queda para siempre, permanece una persona ¡abierta a la realidad! Esto lo enseñaba también un gran educador italiano, que era un sacerdote: Don Lorenzo Milani. Los maestros son los primeros que deben permanecer abiertos a la realidad - he escuchado los testimonios de sus maestros; me ha dado gusto sentirlos tan abiertos a la realidad ¡con la mente siempre abierta a aprender! Sí, porque si un maestro no está abierto a aprender, no es un buen maestro, y ni siquiera es interesante; los muchachos lo perciben, tienen “olfato”, y son atraídos por profesores que tienen un pensamiento abierto, “inconcluso”, que buscan “algo más”, y así contagian esta actitud a los estudiantes. Este es uno de los motivos por el que amo la escuela.Otro motivo es que la escuela es un lugar de encuentro. Porque todos nosotros estamos en camino, ¿eh? Poniendo en marcha un proceso, activando una vía. Y he escuchado que la escuela -todos lo hemos escuchado hoy- no es un estacionamiento, ¿eh? es un lugar de encuentro en el camino. Un lugar de encuentro. Se encuentra a los compañeros; se encuentra a los maestros; se encuentra al personal asistente. Los padres de familia encuentran a los profesores; el director encuentra a las familias, etcétera. Es un lugar de encuentro. Y nosotros hoy tenemos necesidad de esta cultura del encuentro, ¿eh? para encontrarnos, para conocernos, para amarnos, para caminar juntos. Y esto es fundamental precisamente en la edad del crecimiento, como un complemento a la familia. La familia -sabemos- es el primer núcleo de relaciones: la relación con el padre y la madre y los hermanos es la base, y nos acompaña siempre en la vida. Pero en la escuela nosotros “socializamos”: encontramos personas diferentes a nosotros, diferentes por edad, por cultura, por proveniencia, por capacidades diferentes… La escuela es la primera sociedad que integra a la familia. La familia y la escuela ¡jamás van contrapuestas! Son complementarias, y por lo tanto es importante que colaboren, en el respeto recíproco. Y las familias de los chicos de una clase pueden hacer mucho colaborando juntas entre ellas y con los maestros. Esto hace pensar en un proverbio africano que dice: “Para educar a un hijo se necesita a todo un pueblo”. Para educar a un muchacho se necesita mucha gente: familia, escuela, maestros, todos, todos, personal asistente, profesores, ¡todos! ¿Les gusta este proverbio africano? ¿Les gusta? Digámoslo juntos: ¡Para educar a un hijo se necesita a todo un pueblo!, ¡juntos! ¡Para educar a un hijo se necesita a todo un pueblo! Piensen en esto, ¿eh? Piensen. Y también amo la escuela porque nos educa a lo verdadero, al bien y a lo bello. Las tres cosas van juntas, ¿eh? La educación no puede ser neutra. O es positiva o es negativa; o nos enriquece o nos empobrece; o hace crecer a la persona o la deprime, incluso puede corromperla. Y en la educación es muy importante lo que también hemos escuchado hoy: ¡siempre, es mejor una derrota limpia que una victoria sucia! ¡Recuérdenlo! Esto nos hará bien durante toda la vida. Digámoslo juntos: siempre es mejor una derrota limpia que una victoria sucia. ¡Todos juntos! ¡siempre es mejor una derrota limpia que una victoria sucia! La misión de la escuela es desarrollar el sentido de lo verdadero, el sentido del bien y el sentido de lo bello. Y esto ocurre a través de un camino rico, hecho por tantos “ingredientes”. ¡Es por esto del por qué existen tantas disciplinas! Porque el desarrollo es fruto de diversos elementos que actúan juntos y estimulan a la inteligencia, a la consciencia, a la afectividad, al cuerpo, etcétera. Por ejemplo, si estudio esta Plaza, la Plaza de San Pedro, aprendo cosas de arquitectura, de historia, de religión, también de astronomía – el obelisco recuerda al sol, pero pocos saben que esta plaza es también una gran meridiano. De esta manera cultivamos en nosotros lo verdadero, el bien y lo bello; y aprendemos que estas tres dimensiones no están jamás separadas, sino siempre entrelazadas. Si una cosa es verdadera, es buena y es bella; si es bella, es buena y es verdadera; y si es buena, es verdadera y es bella. Y estos elementos juntos nos hacen crecer y nos ayudan a amar la vida, también cuando estamos mal, también en medio a los problemas. ¡La verdadera educación nos hace amar la vida y nos abre a la plenitud de la vida! Y finalmente quisiera decir que en la escuela no solamente aprendemos conocimientos, contenidos, sino que aprendemos costumbres y también valores. Juntos. Se educa para conocer tantas cosas, o sea tantos contenidos importantes, para tener ciertas costumbres también para asumir los valores. Y esto es muy importante. Les deseo a todos ustedes, padres de familia, maestros, personas que trabajan en la escuela, estudiantes, les deseo un hermoso camino en la escuela, un camino que haga crecer, que haga crecer las tres lenguas, que una persona madura debe saber hablar: la lengua de la mente,la lengua del corazón y la lengua de las manos. Pero con armonía, o sea pensar aquello que tú sientes y aquello que tú haces; sentir bien aquello que tú piensas y aquello que haces; y hacer bien aquello que tú piensas y aquello que tú sientes. ¡Las tres lenguas, en armonia y juntas! ¡Gracias de nuevo! Gracias una vez más a los organizadores de esta jornada y a todos ustedes que han venido. Y por favor, por favor ¡no nos dejemos robar el amor por la escuela! ¡Gracias! (Traducción del italiano: Raúl Cabrera-Radio Vaticano)
(RV) « L’Eglise pour l’école » : c’est autour de ce thème, à l’initiative de la Conférence épiscopale italienne, que 300 000 élèves et enseignants des écoles catholiques de la péninsule ont participé ce samedi après-midi au Vatican à une rencontre avec le pape François. « Nous avons l’intention de vivre cette rencontre comme une opportunité qui mettrait en avant l’attention que l’Eglise porte aux sujets touchant à l’éducation et à la formation », affirme ainsi Mgr Nunzio Galantino, secrétaire général de la Conférence épiscopale italienne (CEI).
C’est de toute l’Italie que des cars d’élèves avec leurs enseignants et leurs parents sont arrivés dès l’aube à Rome, pour trouver les meilleures emplacements Place Saint-Pierre. Des écrans géants ont été installés tout le long de l’avenue qui mène au Vatican, la Via della Conciliazione, qui était noire de monde.
Atmosphère surchauffée. Dans une atmosphère joyeuse et très enthousiaste, le Pape François a fait un tour de jeep avant d'écouter les chansons, témoignages et sketchs prévus pour l'occasion. Dans son discours, François a déclaré son amour pour l'école pour trois raisons : l'ouverture à la réalité, l'école comme un lieu de rencontre et d'éducation au vrai, au bien et au beau.
Pour le Pape, l'école est « un lieu d'ouverture à la réalité, d'ouverture d'esprit et pour cela, il faut que les enseignants soient toujours ouverts à l'apprentissage, qu'ils souhaitent constamment apprendre à apprendre. Ainsi, ils "contaminent" leurs élèves », comme le faisait le prêtre et éducateur italien Don Lorenzo Milani.
« L'école est aussi un lieu de rencontres, entre camarades, entre professeurs et élèves, entre professeurs et familles et nous avons besoin de cette culture de la rencontre, a souligné le Pape, l'école est un complément de la famille ». Reprenant un proverbe africain, il a ajouté que « pour éduquer un fils, il faut un village entier ».
« Ne vous laissez pas voler l'amour pour l'école ! » Enfin, le Pape aime l'école car « elle nous éduque au vrai, au beau et au bien, trois valeurs qui vont ensemble. L'éducation ne peut pas être neutre, elle enrichit ou elle appauvrit. A l'école, on n'apprend pas seulement des connaissances, mais aussi des habitudes et des valeurs. Une défaite propre est plus belle qu'une victoire sale » a-t-il fait répéter à la foule. Les trois valeurs du vrai, du bien et du beau répondent à un autre tryptique a conclu François, celui des «langages de l'esprit, du cœur et des mains ».
En février dernier, le pape François assurait que « le chantier de l’éducation » était « grand ouvert », rappelant que l’Eglise y avait toujours été présente à travers ses institutions et ses projets. « Aujourd’hui, affirmait-il aux membres de la Congrégation pour l’éducation catholique,il faut stimuler encore davantage cet engagement à tous les niveaux et renouveler la tâche de tous les sujets qui y sont engagés, dans la perspective de la nouvelle évangélisation ».
DISCORSO DEL SANTO PADRE FRANCESCOAL MONDO DELLA SCUOLA ITALIANA
C’est de toute l’Italie que des cars d’élèves avec leurs enseignants et leurs parents sont arrivés dès l’aube à Rome, pour trouver les meilleures emplacements Place Saint-Pierre. Des écrans géants ont été installés tout le long de l’avenue qui mène au Vatican, la Via della Conciliazione, qui était noire de monde.
Atmosphère surchauffée. Dans une atmosphère joyeuse et très enthousiaste, le Pape François a fait un tour de jeep avant d'écouter les chansons, témoignages et sketchs prévus pour l'occasion. Dans son discours, François a déclaré son amour pour l'école pour trois raisons : l'ouverture à la réalité, l'école comme un lieu de rencontre et d'éducation au vrai, au bien et au beau.
Pour le Pape, l'école est « un lieu d'ouverture à la réalité, d'ouverture d'esprit et pour cela, il faut que les enseignants soient toujours ouverts à l'apprentissage, qu'ils souhaitent constamment apprendre à apprendre. Ainsi, ils "contaminent" leurs élèves », comme le faisait le prêtre et éducateur italien Don Lorenzo Milani.
« L'école est aussi un lieu de rencontres, entre camarades, entre professeurs et élèves, entre professeurs et familles et nous avons besoin de cette culture de la rencontre, a souligné le Pape, l'école est un complément de la famille ». Reprenant un proverbe africain, il a ajouté que « pour éduquer un fils, il faut un village entier ».
« Ne vous laissez pas voler l'amour pour l'école ! » Enfin, le Pape aime l'école car « elle nous éduque au vrai, au beau et au bien, trois valeurs qui vont ensemble. L'éducation ne peut pas être neutre, elle enrichit ou elle appauvrit. A l'école, on n'apprend pas seulement des connaissances, mais aussi des habitudes et des valeurs. Une défaite propre est plus belle qu'une victoire sale » a-t-il fait répéter à la foule. Les trois valeurs du vrai, du bien et du beau répondent à un autre tryptique a conclu François, celui des «langages de l'esprit, du cœur et des mains ».
En février dernier, le pape François assurait que « le chantier de l’éducation » était « grand ouvert », rappelant que l’Eglise y avait toujours été présente à travers ses institutions et ses projets. « Aujourd’hui, affirmait-il aux membres de la Congrégation pour l’éducation catholique,il faut stimuler encore davantage cet engagement à tous les niveaux et renouveler la tâche de tous les sujets qui y sont engagés, dans la perspective de la nouvelle évangélisation ».
DISCORSO DEL SANTO PADRE FRANCESCOAL MONDO DELLA SCUOLA ITALIANA
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