¿Están preparados los países de América Latina y el Caribe para abrir sus escuelas?
Por Alejandro Vera, Especialista del Programa de Educación en la Oficina Regional de
Educación para América Latina y el Caribe (OREALC/UNESCO Santiago) y Alejandro Morduchowicz, Especialista Líder en Educación de la División Educación del Banco
Interamericano de Desarrollo
En todo el mundo, 30 países aún mantienen las
escuelas cerradas por la pandemia de la COVID-19 y la mitad de ellos se
encuentran en América Latina y el Caribe. 18 países de la región han abierto
sus escuelas de manera parcial, ya sea para un nivel educativo, para grados o
años específicos o en algún estado o municipio. A la fecha, sólo 8 países en la
región tienen todas sus escuelas abiertas.
Estas cifras alertan sobre las dificultades que
enfrentan los sistemas educativos para lograr que todos sus estudiantes retomen
las clases presenciales y nos lleva a preguntarnos: ¿están preparados? ¿cuáles
son las condiciones necesarias para una reapertura segura, exitosa y que no
deje a nadie atrás?
A medida que la pandemia obligó a los países a
tomar medidas drásticas como el cierre de escuelas, varios organismos e
instituciones preocupados por la educación emitieron recomendaciones para
asegurar la continuidad educativa y planificar la reapertura de escuelas. Estas
se enfocaron, entre otras, en la infraestructura escolar, las condiciones de
saneamiento e higiene, los recursos humanos, la disponibilidad de tecnologías
de la información y la comunicación y el financiamiento. Contar con todos estos
recursos en tiempo y forma es necesario para brindar educación en cualquier
contexto, pero la pandemia les ha dado un sentido de urgencia.
El informe Reabrir las escuelas en América Latina y el
Caribe: claves, desafíos y dilemas para planificar el retorno seguro a las
clases presenciales, que
hoy lanzan la Oficina Regional de Educación para América Latina y el Caribe
(OREALC/UNESCO Santiago) y la División de Educación del Banco Interamericano de
Desarrollo, se propuso analizar las condiciones estructurales de los países de
la región en la disponibilidad y distribución de estos recursos.
Los datos que allí se presentan ayudan a entender
en parte las dificultades y desafíos que los sistemas educativos están
enfrentando en el proceso de reapertura de escuelas. Los recursos no son el
único factor, pero juegan un rol clave.
Saneamiento e higiene
El 16% de las escuelas en América Latina y el
Caribe no tienen acceso a agua potable, 28% si nos concentramos en el universo
de escuelas rurales. Además, el acceso a este servicio indispensable para
cumplir las recomendaciones de higiene también es desigual en los hogares. Por
lo tanto, existe un conjunto significativo de niños, niñas y adolescentes que
no tienen acceso al agua potable ni en sus hogares ni en las instituciones
escolares. Por ejemplo, según datos del estudio TERCE, esta doble privación afecta
al 5,5% de las niñas y niños de 3ro y 6to año de primaria pertenecientes al 20%
de los hogares más pobres, o al 19,7% de niñas y niños del ámbito rural.
Recursos tecnológicos
Contar con una computadora o tener acceso
a internet son variables que han tomado protagonismo en la pandemia. En la región, se estima que 46% de las
niñas y niños entre 5 y 12 años viven en hogares sin conexión a internet. Ello
equivale a 31 millones de niños y niñas. La disponibilidad de computadoras
tampoco es universal y es bastante desigual. Según datos del estudio PISA 2018,
entre 70% y 80% de los estudiantes de 15 años pertenecientes al cuartil de
mayores ingresos tiene una computadora en sus hogares, mientras que en el
primer cuartil solo cuentan con este recurso entre 10% y 20% de los
adolescentes.
La situación en las escuelas también
presenta carencias. En
América Latina y el Caribe, aproximadamente el 62% de las escuelas de nivel
primario y el 75% de las escuelas de nivel secundario disponen de equipamiento
informático. El acceso a Internet es mucho menos frecuente: Sólo 44% de las
escuelas primarias y 66% de las secundarias cuentan con conectividad.
Docentes
Otro desafío es asegurar un número
adecuado de docentes en el regreso a clases presenciales. Ellos han sido afectados por la pandemia
al igual que toda la población. Algunos forman parte de la población de riesgo,
por edad o por condiciones médicas; muchos tienen adultos mayores a su cargo y
tienen hijos que tampoco están yendo a la escuela. Además, han tenido que impartir
clases remotas sin contar con todos los recursos ni formación necesaria.
Implementar las recomendaciones referidas a reducir los grupos de estudiantes
puede requerir un número mayor de docentes que la planta actual.
Financiamiento
Los países de la región enfrentan una tensión
inédita en materia de recursos financieros. A la vez que se han incrementado
las demandas que atender, la difícil situación fiscal de los países de la
región pone en dudas la disponibilidad de los recursos. Los primeros indicios
sobre la evolución de los presupuestos educativos durante 2020 no indican
recortes, pero no hay evidencia que la educación haya sido priorizada por los
gobiernos dentro de los paquetes de respuesta económica a la emergencia.
La pandemia ha traído consigo problemas
nuevos en la educación, pero también ha puesto en evidencia las carencias y
desigualdades que eran y son moneda común en nuestros sistemas educativos. La
crisis sanitaria ha golpeado a todos, pero no todos estaban en la misma
situación al recibir ese impacto.
Los próximos meses van a ser claves para el futuro
de la educación en América Latina y el Caribe. Es necesario seguir trabajando
para que el regreso a clases presenciales, cuando las condiciones
sanitarias lo permitan, sea una realidad para todos. Para ello, hay
que profundizar los diagnósticos, priorizar la planificación y proteger los
recursos. Pero más importante aún, debemos lograr que la educación sea
un elemento central de las estrategias nacionales de recuperación y
así asegurar este derecho a todas las niñas, niños y adolescentes.
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