lunedì 4 febbraio 2019

AMERICA LATINA. DE LA CULTURA DE LA TRANSGRESION A LA CULTURA DE LA INTEGRIDAD

La cooperación multirreligiosa para la paz es el sello distintivo de Religiones por la Paz América Latina  y  el  Caribe.  Esta  cooperación  incluye  al  diálogo  interreligioso,  pero  va  más  allá  y  se  materializa  en acciones comunes. A través de Religiones por la Paz América Latina y el Caribe, las comunidades de fe participantes en el Consejo Latinoamericano y Caribeño de Líderes Religiososperciben preocupaciones morales ampliamente compartidas en la transformación de confictos violentos, la promoción de sociedades
justas y armoniosas, el avance del desarrollo humano y la protección de la tierra, y las traducen en acciones
multirreligiosas concretas en la región.
Desde  2004,  diversas  organizaciones  educativas  religiosas  católicas,  protestantes,  evangélicas,  judías,
islámicas e indígenas de América Latina vienen reuniéndose en el Consejo Interreligioso Latinoamericano de Educación para la Paz (CILEP), bajo la convocatoria de Religiones por la Paz América Latina y el Caribe, para poner en diálogo, mediante el encuentro fraterno, sus saberes, experiencias y recursos en la construcción de una cultura de paz en ámbitos educativos religiosos de la región.
Consciente de la enorme crisis ética que acompaña a la persistente corrupción en la región, así como su afectación a la convivencia democrática, componente clave de toda cultura de paz, el CILEP está promoviendo un esfuerzo articulado de las organizaciones educativas religiosas que apunta a promover los valores de la honestidad, la confanza y el respeto, y a fortalecer el discernimiento ético para generar comportamientos individuales y colectivos basados en la integridad. Las instituciones educacionales inspiradas en la fe están convocadas a liderar esta tarea y, de este modo, a contribuir a la regeneración moral de nuestras sociedades.
La construcción de una cultura de integridad necesariamente se inicia con la educación de los jóvenes. El conocimiento, las habilidades y los comportamientos que puedan adquirir en sus establecimientos educativos darán forma al futuro de la región. Como parte de los sistemas educativos de nuestros países, la participación de las instituciones educacionales religiosas es fundamental para inspirar normas de integridad pública a una edad temprana. Los currículos escolares religiosos deben involucrar a los jóvenes en un diálogo y una exploración permanentes sobre cómo ellos, como ciudadanos, pueden proteger la integridad pública. La educación para la integridad pública debe inspirar un comportamiento ético entre los jóvenes y equiparlos con los conocimientos y las habilidades para resistir la corrupción.
La  fragilidad  del  discernimiento  ético  que  ha  conllevado  a  gravísimas  tragedias  a  lo  largo  de  la  historia, también está estimulando los comportamientos reñidos con la integridad que generan la corrupción que actualmente enfrentamos. Sus razones están en primer término, en la difcultad de entender la complejidad de la realidad, lo cual lleva a una mirada simplista de las cosas. Una segunda causa es la escasa conciencia del derecho del otro y del deber propio, debido a un individualismo pragmático muy extendido. Y, en tercer lugar, la crisis de la familia, caracterizada por padres ausentes, la carencia de comunidad para gran parte de la población y el desprestigio de las instituciones públicas que han provocado una desatención de la educación en valores desde la familia, la comunidad y el Estado.
A ello, se suma un discurso religioso que, en ocasiones, parece desconocer los problemas reales que viven las personas. Como consecuencia de toda esta situación, se ha agudizado el círculo vicioso de las medias verdades, de la desinformación (posverdad) y de los aprendizajes negativos que los niños, niñas y adolescentes reciben en el espacio público. Haciendo frente a este escenario, el CILEP alienta a las organizaciones educacionales inspiradas  en  la  fe  a  desarrollar  programas  educativos  que  promuevan  la  capacidad  de  discernimiento de los problemas, tanto individuales como colectivos, empleando su propia ética religiosa, de modo que se alienten comportamientos basados en la integridad, entendida como una convivencia fundada en los valores de la honestidad, la confanza y el respeto.
Con el propósito de impulsar el desarrollo de estos programas educativos, Religiones por la Paz América Latina y el Caribe presenta esta publicación “De la cultura de la transgresión a la cultura de la integridad.
Aportes para la enseñanza de la ética pública en las escuelas religiosas de América Latina” que esperamos se difunda extensamente entre las instituciones educaciones religiosas de la región. En nombre de Religiones por la Paz América Latina y el Caribe, me gustaría reconocer a las muchas personas y organizaciones que apoyaron la elaboración de esta publicación.

Elias Szczytnicki

Secretario Regional y Director Regional de Religiones por la Paz América Latina y el Caribe



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