Cada 15 de septiembre se conmemora el Día Internacional de la Democracia. En el marco de esta celebración conversamos con Romina Kasman, Especialista del programa de educación y coordinadora regional del programa de Educación en la Oficina Regional de Educación para América Latina y el Caribe (OREALC/UNESCO Santiago). La especialista habla del rol fundamental de la educación para la ciudadanía mundial en la construcción de sociedades más democráticas y para la recuperación tras los efectos de la COVID-19.
En esta situación sin precedentes que estamos viviendo debido
a la pandemia ¿Cómo aporta la educación a la construcción de sociedades más
participativas, y de un mundo más pacífico, tolerante, seguro y sostenible?
En el medio de esta crisis, en la cual los países están
abordando el desafío de asegurar la continuidad educativa, se están produciendo
discusiones que aceleran y profundizan los diálogos en el marco de la adopción
de la agenda de Educación 2030, ya sea sobre la necesidad de repensar la
educación, la organización y el funcionamiento de los sistemas educativos y
también sobre las metodologías de enseñanza.
Cuando se piensa en cómo comprender o explicar las causas de
la pandemia y en cómo abordar sus principales impactos, la educación está
llamada a cumplir un rol fundamental como un articulador social de la acción
colectiva que promoverá las transformaciones necesarias. La educación es vital para la
recuperación de la COVID-19 y enfrentar los desafíos de nuevas crisis que
exacerbarán aún más las desigualdades y que nos harán enfrentar problemáticas
nunca conocidas.
Si la educación es el motor de la
transformación, es clave priorizarla desde todo punto de vista en la revisión
de los modelos de desarrollo que hoy también se están discutiendo y en un
mayor financiamiento a favor de una educación de calidad con equidad.
En este proceso de discusión, la
educación es vital para una cultura democrática y de paz que abogue por los
derechos humanos, la igualdad de género, la diversidad, la justicia social y la
solidaridad entre las personas y las naciones. Solamente el diálogo, el
entendimiento y los aprendizajes mutuos, el respeto, el reconocimiento y la
cooperación entre las personas podrá contribuir a recuperarnos y crear
oportunidades para repensarnos y construir un destino común y sostenible, donde
las violaciones a los derechos humanos, las desigualdades, la pobreza y pobreza
extrema sean superados.
¿Cómo se puede articular lo anterior con lo propuesto en la
Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible?
Hoy más que nunca entendemos la lógica que está detrás de la Agenda
2030 para el Desarrollo Sostenible que coloca a las personas en el centro y
que es explícita acerca de la necesidad de asegurar los derechos humanos para
todos y todas, para no dejar a nadie atrás.
Como el logro de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible
no puede ser tarea de una sola persona o institución; es clave la colaboración
entre todos los actores de la educación, en los ámbitos formal, no formal e
informal, para crear oportunidades a lo largo de la vida, aprendizajes que nos
permitan comprender críticamente los diversos procesos que hoy afectan al
mundo, sus causas, historias e impactos.
El avance en la agenda debe contribuir al desarrollo de habilidades socioemocionales, basadas en principios y valores que fundamenten y sustenten la convivencia democrática y la puesta en práctica de acciones conjuntas, mediante comportamientos, actitudes y decisiones basadas en el conocimiento, los principios y los valores mencionados, los cuales están profundamente vinculados a identidades, culturas, historias, contextos, desafíos y aspiraciones.
Para educar en la participación
democrática es clave generar oportunidades de acceso al conocimiento, pero
también de aplicación del aprendizaje para ir construyendo experiencias
propias. Porque la construcción de la democracia es un acto cotidiano de
aprendizaje colectivo y social el que se realiza necesariamente disintiendo
y resolviendo pacíficamente esos disensos, trazando puentes de consensos y acuerdos
con las otras personas.
En este contexto y para contribuir a los
esfuerzos que realizan los países en la promoción y fortalecimiento de una
educación para la democracia, la UNESCO colabora con actores clave de la
educación y de otros sectores a todo nivel, en la producción, sistematización y
diseminación de conocimientos, prácticas y experiencias; la organización de
instancias de debate multiactorales; y en el desarrollo de materiales
educativos y procesos de formación, y el fomento a la creación y gestión de
redes y grupos de trabajo que faciliten tanto el mutuo conocimiento,
aprendizaje, y cooperación.
¿Cuál es el papel de las instituciones educativas en la promoción del estado de derecho y el desarrollo de nuevas formas de compromiso basadas en la ciudadanía mundial, los derechos humanos y la inclusión?
Tienen un rol central, el cual ha sido aún más resaltado con
la crisis. Los
procesos de enseñanza y aprendizaje se construyen sobre experiencias, culturas,
identidades e historias sociales y colectivas diversas de los miembros de la
comunidad educativa, la cual no puede aislarse de aquello que sucede fuera de
ellas. El respeto, reconocimiento y la promoción de estos por parte de todos
los miembros de las comunidades educativas son fundamentales para fomentar y
lograr la convivencia basada en la apreciación a la diversidad y para
fortalecer la cohesión social e impulsar acciones colectivas transformadoras de
las personas y sus comunidades.
Pero la promoción de una acción
colectiva comprometida, transformativa y responsable desde las instituciones
educativas necesita que su estructura y funcionamiento también sean
democráticos e inclusivos, con participación activa de los miembros de las
comunidades educativas en las decisiones sobre los procesos de enseñanza,
aprendizaje y gobernanza, para que sean relevantes y pertinentes con sus
realidades, experiencias y aspiraciones. Estas condiciones, entre otras,
contribuyen a mejorar el clima escolar, a enriquecer los aprendizajes de los
estudiantes, y a promover un mayor compromiso y responsabilidad de todos los
actores de la comunidad educativa, no solamente con los procesos educativos,
sino con su destino como comunidad.
Es crítico que todo abordaje que
realicemos de estos temas estén relacionados, y tengan como base la
priorización del derecho a la educación. Es fundamental que también la
educación para la ciudadanía mundial y temas relacionados sirvan para crear
oportunidades para lograr que todos los países cumplan con el deber indelegable
de garantizar el derecho a todas las personas a acceder a una educación,
inclusiva y con equidad y oportunidades de aprendizaje a lo largo de la vida,
tal como se han comprometido los países al adoptar el Objetivo de Desarrollo
Sostenible 4 de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible.
¿Qué acciones se vienen realizando para
integrar la Educación para la Ciudadanía Mundial (ECM) en los proyectos
educativos institucionales?
Desde la OREALC/UNESCO Santiago, y en
colaboración con otras oficinas de la región estamos trabajando en la
producción de unas guías para hacedores de política y directivos escolares con
el fin de brindar orientaciones para la acción en torno a la integración de la
educación para la ciudadanía mundial en los proyectos educativos
institucionales.
Estas guías pretenden, por un lado,
apoyar la conceptualización e importancia de la promoción de la ECM como un
motor de los procesos educativos de sus países, y por otro, facilitar o brindar
orientaciones para que esa promoción se despliegue participativamente en los
centros educativos. A partir de estos propósitos, la UNESCO busca resaltar el
sentido formativo fundamental de la ECM en la conformación de escuelas
democráticas y democratizantes, respetuosas, reconocedoras y promotoras de los
derechos humanos, así como también fomentar la reflexión y potenciar el marco
de actuación de los actores para su promoción en las escuelas, orientando las
acciones necesarias con las comunidades educativas.
La apuesta por el trabajo con las
instituciones educativas es un factor clave para continuar avanzando en la
implementación de la ECM, para fortalecer las comunidades educativas y se
fomente la cooperación entre ellas, integrando a docentes, estudiantes,
directivos escolares, familias y organizaciones y reforzando los lazos comunitarios
que hacen posible la construcción consensuada de los proyectos y destinos
comunes.
Promover la educación en ciudadanía
mundial es profundizar el compromiso de las comunidades por la educación.
https://es.unesco.org/news/Dia-Democracia-Romina-Kasman
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